Vida de perros

 

Por Dario Merino

El homosapiens apareció hace unos 200 mil años, en los cuales fue marcando un proceso de adaptación al entorno hostil de un clima gélido presentado en la última fase de la era glacial conocida como pleistoceno.


En busca de mejores condiciones de vida, más templadas, miles de grupos humanos migraron acompañados en su trayectoria por los antepasados de los perros actuales.


¿Cuál es el origen del perro actual? ¿De dónde surge la relación tan estrecha entre este y el ser humano? 


Muchas son las teorías que se han postulado tratando de encontrar el origen del mejor amigo del hombre.


Y es que desde los primeros trabajos naturalistas en el siglo XIX, como el elaborado por Charles Darwin, pretendieron encontrar los orígenes de cientos de razas de perros.


Las primeras teorías, como la formulada por el científico Konrad Lorenz, indicaron que el perro actual procedía de una mezcla entre el chacal y el lobo gris y que por medio de diferentes encuentros y cruzas dieron como origen a los primeros perros. 


Y esta fue la teoría aceptada por mucho tiempo por los naturalistas, hasta que, mediante observaciones en la vida silvestre, pudieron notar que el chacal y el lobo ni siquiera conviven juntos, a menos que se encuentren en cautiverio, de otra manera es imposible que se puedan cruzar.


Así, el debate sobre el origen del perro fue puesto nuevamente sobre la mesa.


En 1997 con avance de la ciencia genética pudieron realizarse diferentes pruebas que arrojaron el resultado de parentesco entre el perro y el lobo con un poco más del 98% de relación.


Así es, el perro procede del lobo, y más específicamente del lobo gris. 

Un grupo de zoologos y arqueólogos han indicado que quizás en el 40 mil antes de Cristo pudieron aparecer los primeros perros vinculados con el ser humano actual.

Debido a las migraciones de la era del hielo, un gran número de grupos humanos nómadas, cazadores recolectores, fueron acompañados, quizás, por jauría de lobos que les iban siguiendo de manera interesada esto porque eran beneficiados de las sobras de la cacería.

Científicos indican que el acercamiento paulatino fue de mutuo interés. Es decir, el lobo como predador natural dejó de representar un peligro para los grupos migratorios. En tanto el ser humano fue beneficiado por la compañía de los lobos, y estos, de ahorrarse el agotamiento por buscar a sus presas.

La doctora Boivin en 2021, apunta que la relación entre ambos fue estrecha a partir del catorcemil antes de nuestra era.

Podría casi asegurarse que hubo un mutuo liderazgo, donde el hombre se convirtió en el nuevo líder de la manada, y al mismo tiempo el lobo en líder del grupo humano.

El descubrimiento del fuego, la preparación de alimentos cocidos modificó sustancialmente la vida del ser humano, su dieta, y la dieta de los lobos quienes, por el consumo de almidones, buscaron este tipo de comida, abandonaron la cacería y se unieron con la caería humana ayudando y rastreando las presas; apareciendo de esta manera los primeros lobos domesticados o propiamente dicho, los primeros perros. 

Fue por estos mismos momentos cuando arqueólogos hallaron enterramientos humanos primitivos que, además de contener pertenencias personales, a su lado estaba la osamenta de un perro.

De ahí surgieron mitos y cosmovisiones ancestrales sobre los canes, como guías no sólo de esta vida, si no del más allá; como en el caso del México Antiguo que consideraba que el perro debía guiar al difunto en su camino a la trascendencia en la región de los muertos, el Mictlan. Cosas de la historia.








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