Como judío errante, parte 1
Por Darío Merino Miles de judíos salieron expulsados de su tierra por el conflicto de rebelión contra el imperio Romano en el siglo I de nuestra era. Desde entonces, familias hebreas buscaron refugio al interior del Imperio, en esas condiciones, algunos judios aceptaron la religión cristiana, otros, mantuvieron la fe hebrea. Para los judíos que no aceptaron el cristianismo y se mantuvieron fieles a la religión de sus padres, Jerusalén era y, seguiría siendo, la cuidad histórica: ubicada en el corredor Sirio Palestino, famosa en el relato bíblico por ser la capital de Israel y sus distintos monarcas, conocida como Tierra Santa. Sede del centro de adoración hebrea conocido como Bet haKenéset -casa de reunión- en otras palabras, el templo judío; y escenario de luchas políticas tanto internas como externas, por ejemplo: la invasión asirio-babilónica y la primera deportación hebrea, y la irrupción de los Imperios griego y romano, a este último la sociedad judía le causó dolores de cabeza