Un peligro para México


Por Darío Merino




En 1996 la reforma electoral de Ernesto Zedillo le dio plena autonomía al Instituto Federal Electoral, órgano rector y regulador de las elecciones en México,  el cual en sus inicios mostró cierta imparcialidad.

En los albores del año dos mil, la hartancia nacional por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), más el trabajo de campaña en la candidatura panista Vicente Fox permitieron un ligero despetar democrático.

Fox aseguró que acabaría con las "tepocatas, alimañas y víboras prietas"; adjetivos todos que referían la presencia de más de 70 años del PRI en el poder, y con el slogan de "¡Ya! basta del partido de la revolución en el poder" ganó las elecciones en el año 2000.

Presidencia que se reconoció como de  mucho ruido y pocas nueces.

En el mismo año, Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones como jefe de gobierno de la Ciudad de México y durante los 5 años que estuvo en el cargo se distinguió por la construcción del segundo piso del Anillo Periférico, la primera fase del metrobus, el programa de pensiones para los adultos mayores, creó la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y comenzó la transmisión de las "mañaneras".

En 2006, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador fue todo un fenómeno social durante su  jefatura de gobierno en la Ciudad de México, y para este año Obrador se postularía por la presidencia. Sus contendientes más importantes fueron, Roberto Madrazo por el PRI, Felipe Calderón por el Partido Acción Nacional (PAN).

Durante las campañas el PAN aseguró ppr medio de spots publicitarios en radio y televisión que "López Obrador era un peligro para México".

Las encuestas y la opinión pública nacional tendían su preferencia política hacia Andrés Manuel, en aquel entonces, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Pero los resultados de los comicios en julio de ese año dieron un revés que recordaba que los viejos tiempos del PRI regresaban pero con el sello del PAN, puesto que Felipe Calderón había ganado la presidencia.

López Obrador y una multitud electoral reclamaban al grito de "voto por voto y casilla por casilla"; se aseguró que hubo fraude electoral. Felipe Calderón sería presidente espureo y que el órgano rector de las elecciones se había convertido en un nido de corrupciones y clientelismos.

En 2012, nuevamente el candidato fue Lopez Obrador ya no por el PRD, sino por un partido recién creado que aseguraba ser la auténtica alternancia política: Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), sus contendientes: Enrique Peña Nieto por el PRI, y Josefina Vazquez Mota por el PAN.

El "fenómeno Peña Nieto", como lo indicó el periodista Joaquín Herrera Hernández,  arrasó las elecciones: una buena imagen publicitaria, el carisma trabajado de Peña Nieto,  el antecedente de su carrera política en el Estado de México, más el apoyo apadrinado del Grupo Atlacomulco le hicieron el ganador indiscutible de la presidencia de la República.

Pero su mandato lleno de escándalos políticos, discursos entorpecidos, el reclamo del plagio de sus tesis de licenciatura y las manchas que se fueron agregando como los 43 de Ayotzinapa, los constantes gasolinazos, las reformas a la constitución política, la ola imparable de violencia,  la visita de Donald Trump en pleno discurso antimexicano, el escándalo de la Casa Blanca de la aquel entonces, primera dama, le granjearon  el desprecio nacional.

La hartancia por el PRI volvió a despertar.

En 2018, nuevamente Andrés Manuel López Obrador se  postuló nuevamente a la presidencia del país en alianza con el Partido del Trabajo. Sus contendientes en esta ocasión fueron José Antonio Meade por la alianza PRI, Partido Verde y Nueva Alianza, Jaime Rodriguez "El bronco" (candidatura independiente), Ricardo Anaya por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.

Ahora sí, la victoria fue importante: 53% del electorado nacional votó por Andrés Manuel López Obrador, con una imborrable presencia de abstencionismo de más del 63% de la población. Tomando la presidencia el 1 de diciembre de 2018 e implementando una política que más que de izquierda, asegura ser nacionalista, anti globalista y anti imperialista.

El argumento de López Obrador y MORENA es destruir las bases corruptas de lo que denomina el antiguo régimen priísta, renovar el órgano rector de las elecciones : el Instituto Nacional Electoral, crear un país de igualdad y sin clasismos; rescatar los valores culturales intrínsecos de México que se han visto erosionados por el neoliberalismo. Todo esto encerrado en la llamada Cuarta Transformación histórica de México; siendo la primera la independencia de 1810, la segunda la Reforma liberal juarista de 1857, tercera la Revolución Mexicana de 1910, y está que él encabeza desde 2018.

Los últimos cuatro años de su presidencia cuentan con fuertes confrontaciones políticas con la disidencia, catalogada por López Obrador de "conservadurismo". Los reclamos de la oposición se condensan en señalar que su presidencia esta plagada de improvisaciones, desconocimiento de la función pública y extremo socialismo izquierdista.

Junto a ello la pérdida electoral de Estados y localidades otrora priístas y panistas, como el caso de los municipios del Estado de México,  bastión fundamental del PRI durante décadas, sólo por mencionar uno.

Es evidente que la realidad política de México, el apoyo de miles de personas al proyecto Obradorista y las afiliaciones de MORENA,  denotan la decadencia del priismo que por casi cien años había dominado la esfera política, pública y social de México.

Se puede  considerar populismo Obradorista o culto a la personalidad,  pero lo que es evidente es que el fenómeno López Obrador demuestra que las realidades de México requieren analizarse desde otros enfoques y perspectivas sobre todo al acercarse los años  electorales de 2023-2024, los cuales pronostican la debilidad política de la oposición. Cosas de la historia.

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