El carnicero de Milwaukee
Por Dario Merino
A principios de los noventa, la sociedad estadounidense fue sacudida por el escándalo de la nota policiaca: en el departamento de un hombre en apariencia cotidiano, fueron encontrados cuerpos descuartizados de hombres afroamericanos, mutilados, abusados, fotografiados y refrigerados.
El homicida, un ciudadano de Milwaukee, de nombre Jeffrey Dahmer.
En este sentido, los trabajos de criminología de las décadas de los ochenta y noventa tendían a realizar cientos perfiles psicológicos del típico sociopata apuntando que era su núcleo familiar el principal causante.
Entre los rasgos que les distinguen resaltan contextos socioeconómicos difíciles: hijos de madres solteras, procedentes de familias disfuncionales, maltrato cotidiano verbal, físico y psicológico, abuso, prostitución o abandono de los padres.
En el caso de Jeffrey Dahmer nada de esto estuvo presente, es decir, el caldo de cultivo del contexto familiar no podría explicarlo como asesino serial, o por lo menos no en sus inicios ¿Qué salió mal entonces?
Nacido en los años sesenta, hijo de una familia nuclear típica norteamericana, aunque no fue víctima de los abusos antes enlistados, sí ocurrieron ciertas situaciones que explican su actuar. Hijo de ambos padres, creció en un ambiente de soledad y desatención. Con un padre regularmente ausente y una madre codependiente e hipocondriaca, Dahmer vivió una infancia y adolescencia sin violencia pero con sobrada desatención.
Algunos analistas consideran que fue el divorcio de sus padres en su adolescencia lo que detonó su comportamiento.
Desde niño Dahmer manifestó cierta curiosidad por los animales muertos y la conservación de sus osamentas hasta que probó matar a su primera víctima, un perro. Despertando en él un sentido de dominio y control.
A sus 18 años, en 1978, mató a su primer víctima humana, descuartizándola y arrojando sus restos en un vertedero.
De ahí en adelante, y durante trece años seguidos mataría alrededor de 17 hombres afroamericanos, hasta que en 1991 una de sus víctimas huyó dando parte a la policía quien lo aprehendió...
Quizas lo importante de Dahmer, no sea lo que hacía, cómo lo hacia y por qué; sino entender qué pasaba en Estados Unidos en aquel momento.
En un estudio la doctora Aranzazu Pilar Garcia Antolín (2020), señala que los años de la guerra fría (1960-1990), fueron una época difícil para la sociedad Norteamericana, a pesar del ambiciosos protagonismo de los Estados Unidos ante la Unión Soviética, al interior, los norteamericanos de clase media pasaban por un vacío existencial importante.
De 1985 a 1991 ocurrió la ola más importante de asesinos seriales en Estados Unidos, entre los cuales se encuentra Dahmer. La doctora García, señala que los factores detonantes de este fenómeno fueron los medios de comunicación que "viralizaban" a los perpetradores, además de los traumas de la guerra de Vietnam, guerra de desgaste generó una sociedad psicótica que había perdido la confianza en su gobierno.
Además de los múltiples desatinos de las políticas internas y externas de Richard Nixon (Watergate y archivos MK ultra) contribuyeron a este vacío social que afectó a un grupo de personas cuyos contextos personales encajaron en el perfil del asesino serial.
¿Por qué JeffreyDahmer conservaba a sus víctimas? Para mantener su presencia, aminorar la soledad y desatención causada años atrás en los suburbios norteamericanos donde se crió.
La soledad lo embargaba, pero no solo a él, sino a cientos de ciudadanos de los Estados Unidos que comenzaba a resentir los perjuicios de la prosperidad económica americana encarnada en el consumismo y materialismo excesivo.
A través de los medios de comunicación miles de familias veían cómo el sueño americano se cuarteaba con noticas de los crímenes cometidos por Charles Manson, Ted Bundy, Dennis Rader y Jeffrey Dahmer.
Considerar a la sociedad Norteamericana por medio de sus asesinos seriales es una de tantas explicaciones de por qué en los años noventa y dos miles, los ciudadanos norteamericanos se volvieron más recelosos, desconfiados e incluso paranoicos. Cosas de la historia.
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