El carnicero de Milwaukee
Por Dario Merino A principios de los noventa, la sociedad estadounidense fue sacudida por el escándalo de la nota policiaca: en el departamento de un hombre en apariencia cotidiano, fueron encontrados cuerpos descuartizados de hombres afroamericanos, mutilados, abusados, fotografiados y refrigerados. El homicida, un ciudadano de Milwaukee, de nombre Jeffrey Dahmer. En este sentido, los trabajos de criminología de las décadas de los ochenta y noventa tendían a realizar cientos perfiles psicológicos del típico sociopata apuntando que era su núcleo familiar el principal causante. Entre los rasgos que les distinguen resaltan contextos socioeconómicos difíciles: hijos de madres solteras, procedentes de familias disfuncionales, maltrato cotidiano verbal, físico y psicológico, abuso, prostitución o abandono de los padres. En el caso de Jeffrey Dahmer nada de esto estuvo presente, es decir, el caldo de cultivo del contexto familiar no podría explicarlo como asesino serial, o por lo men