La guerra del pan

Por Darío Merino 

La invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones de Estados Unidos muestran las complejidades de la vida contemporánea y dan cuenta de lo que algunos organismos internacionales como la FAO, ONU y medios de comunicación han denominando "la crisis del pan", o "la hambruna global".

Fue durante la guerra fría, en la presidencia de Richard Nixon, en el año de 1973, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética firmaron el Acuerdo de Washington, en cuyas medidas se llevaba a cabo la apertura comercial de la URSS a los capitales occidentales y, a su vez, Moscú fomentaría la exportación de grano y fertilizantes hacia el mundo occidental, siendo en aquel entonces, como ahora, Ucrania el mayor exportador de trigo y soya.

Este acuerdo se mantuvo más o menos estable hasta 2022, cuando por la invasión a Ucrania, Estados Unidos decidió castigar a Moscú retirando sus empresas, expulsándola del canal de comunicaciones interbancarias internacionales (SWITF, en inglés) y prohibiendo al resto del mundo comercializar con el gigante del este europeo.

Por tanto, Rusia dejó de importar suministros de fosfato y grano. El fosfato junto con el nitrógeno y el potasio, son imprescindibles para el crecimiento y nutrición de las plantas y, componente básico de los fertilizantes sintéticos simples inorgánicos de uso industrial para pequeños, medianos y grandes productores agrícolas.

Sin este tipo de fertilizantes, los precios de las materias primas y los insumos derivados de la producción agrícola se ven afectados aumentando sus costos sin tope alguno, seguido de una cadena de alzas en los combustibles y canasta básica.

El escenario no pinta nada bien y mucho menos para los países que desde hace más de 10 años son focos de emergencia alimentaria: Yemen, Sudán de norte y sur, norte de Nigeria, Haití, Honduras, Venezuela, Guatemala y de ahí, una escalada importante en otras latitudes.

Las consecuencias pueden ser graves, obligando a las naciones a optar por el autosuministro y consumo de su producción - y eso, solo aquellos que cuentan con la tecnología agrícola para hacerlo-; creando un escenario donde cada país deba autoproteger la producción de primera necesidad incluso limitando su compra (el caso de Egipto en 2008-2009 o Venezuela en 2016-2018, son ejemplos); sin contar los conatos de violencia y movilizaciones sociales que esto pueda desencadenar. Cosas de la historia.