Y Dios creó el rifle de repetición. Parte II.


Por Darío Merino

¿Qué era el Destino Manifiesto? Una combinación de ideologías que al presente distinguen el carácter de los Estados Unidos.

La creencia de que este país está predestinado por Dios para conquistar el mundo y ser la cabeza de las naciones.

Mezcló la religión protestante en su más extremista interpretación (doctrina de la predestinación), el nacionalismo a ultranza y el racismo.

El Destino Manifiesto hacía una distinción entre los elegidos por Dios (los colonos británicos, blancos, protestantes del siglo XVI) y los desechados (las tribus indias). Separaba la civilización de la barbarie; los creyentes de los incrédulos.

Determinó, en el imaginario colectivo del naciente Estados Unidos, que ellos eran los favoritos de Dios.

Fue esta idea la que justificó el genocidio indio desde la fundación de las 13 colonias y, siglos después, hacia el llamado salvaje oeste. El cual era uno de los iconos de los más grandes expansionismos de la segunda mitad del siglo XIX norteamericano.

Y, aunque la violencia y la rapiña fueron distintivos de la colonización británica desde el siglo XVI, después de 1860 el escenario empeoró en perjuicio de las tribus indias: una guerra civil y las intenciones de países europeos por invadir a Estados Unidos aceleraron las campañas de extermino indígena.

Fue aquí el momento de la aparición del arma que conquistó el Oeste que, para los blancos protestantes fue el instrumento divino para tomar la tierra prometida de una vez por todas, a saber, el rifle de repetición Winchester. Continuará

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